jueves, 13 de noviembre de 2008

No llegas...


Tengo ya 4 días intentando escribir algo para tratar de desahogarme y no lo consigo. No tengo las palabras exactas para sacar lo que llevo dentro y plasmarlo en el papel. Hoy, no llegan las palabras.

A veces la vida te muestra mil motivos para sonreír, pero a veces también parece que te muestra mil y un motivos para llorar. Hoy, no sé si reír... o llorar.

Como hasta hace poco me han dicho: «Estoy en blanco».

Y es así como me sieto; en blanco. No tengo realmente sentimientos que escribir. Puedo estar feliz porque a partir de hoy comienza mi gran despegue para alzar vuelo y perseguir este sueño que pronto será realidad; como pedo estar triste porque siento miedo, siento tristeza y siento dolor al ver que cumplir este sueño, es inevitablemente alejarme de ti.

Veo que cada quien va tomando rumbos, caminos y senderos diferentes, en líneas completamente paralelas, en dirección contraria. Siento que nuestros caminos no volverán a cruzarse... o por lo menos no en el sentido que a mí me gustaría... que a ti también te gustaría.

Una historia como la tuya y mía, es pensar que es un final de novela. Es pensar que está viviendo una película. Es sólo pensar que en algún momento van a decir que es una «cámara indiscreta» y que todo es una broma pesada; pero no. Así no ocurre en la vida real. No es un cuento de Aladín el que estamos viviendo. No llegas tú con una alfombra a llevarme a un mundo ideal. No llegas tú a armar el teatro de la vida para ganarse al papá de la princesa. No llegas tú a hacer malabares para pelear contra un guerrero. No llegas tú a darle libertad a un genio atrapado en una lámpara mágica... No llegas. Simplemente No llegas...

Y aunque sé que no eres una persona perfecta; son todas esas imperfecciones las que hacen que poco a poco vaya enamorándome de tu risa... Pero todavía no hay un final.

No es un final feliz de un cuento de hadas. Y este mismo final, tan tuyo como mío es lo que me ha llevado a pensar «Si la vida no es justa... ¿Por qué ser tan justos con la vida?» Y es allí donde en medio de muchas confusiones, etre el desasosiego, entre la cruel, dura y fría etapa de desesperación, es cuando siento esa tensa calma que sólo indica que en cualquier momento algo puede suceder... y no, no sucede. Simplemente... No llega.

El momento, el instante, el tiempo se detiene y es allí donde todo comienza a rodar en cámara lenta, y la vida se me va pasando como una transición de diapositivas, como un álbum de foto pasando cada retrato por mi mente y recordando cada momento ya vivido, donde siempre queda plasmada una sonrisa ante todo. Una foto nunca muestra una lágrima.

Esta lágrima que hoy derramo en tu nombre. Lágrima amarga y salada que cae al suelo y crea un mar de tristeza, un océano de desesperación... y un tsunami de melancolía, y ¿por qué esta tormenta de recuerdos felices que se transformaron en recuerdos lamentables y tortuosos? Simple... porque de nuevo, no llegas.

Tu nombre y el mío, quedaron marcados como un libro de serie, en su última página... «esta historia cotinuará» pero ¿En realidad lo hará? Ya yo no sé... Porque no llega esa continuación... Porque sencillamente tú... no llegas.

Tengo ya 4 días sin saber de ti... No sé si me hace bien... o mal. Quizás sea un buen principio para olvidarme de ti. Quizás sea otra excusa para pensar en tu mirada más de lo normal. Quizás sea un buen comienzo para mrar a alguien más. Quizás no quiero mirar otra mirada, que no sea la tuya.

Seré directa esta vez...

Estoy cansada en los segundos que pasan tan tardíos en la espera de tu llamada, de tu mensaje, de tu señal... Pero al igual que tú, no llega. Y quizás esta vez me toca mirar más allá. Quizás ésta es una señal para darme cuenta de que tú eres un recuerdo y un pasado. Quizás llegó la hora de vivir mi presente. Quizás es hora de marcar precedentes para un futuro.

Y ahora cuando vuelvo a ver el sol, cuando siento la brisa, cuando la mañana fresca golpea mi ventana, cuando alzo mi mirada y las estrellas y la luna me sonríen... allí, en ese preciso instante en el que todo vuelve a brillar, ahí... SI LLEGAS y matas esa claridad que estaba tan cera que la podía tocar, mientras yo espero de ti un mar de pasión.

Pero como siempe... no llega.

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