viernes, 3 de octubre de 2008

Níña otra vez..

Quisiera volver a tener la inocencia de un niño...

¿A cuántos de vosotros no os ha pasado por la mente la frase «quisiera vover a ser un niño»? Puedo colocar mis manos sobre una llama que a más de uno, en un día cualquiera, os ha dado ganas de volver a ser como niños, volver a vivir aquellos años de ternura... Aquellos años dorados donde no éramos más que unos infantes... éramos unos niños con todo un mundo que descubrir.

Llevo días pensando en esto, y es que no me han dado ganas de levantarme y pisar tierra firme. Afrontar realidades, responsabilidades. Esuchar de política, economía, cultura y Dios sabe cuántas boberías más de las cosas de las que se preopucan los mayores (cosas de adulto).

Puede que os parezca estúpido de mi parte y poco maduro desear cosas tan tontas. Pero pensadlo un minuto, piensa en lo que es la madurez y todo lo que incluye...

Ser maduro es levantarse temprano en la mañana, sin tiempo a observar el cielo azul. Salir con prisa de casa sin apartar un momento y agradecer por el nuevo día. Ir al trabajo, o a estudiar, aforntar los deberes del día a día, siempre igual sin tener la oportunidad de contemplar de las cosas que nos brinda el mundo. Y es que lamentablemente es así, por más que lo intentemos, por mucho que no queramos, ser maduro significa, dejar a un lado las fantasías, los cuentos, y quizás para muchos las sonrisas.

Me creáis o no, yo estoy segura que ése es uno d elos problemas que la sociedad afronta hoy día. Las personas han perdido entre tanta modalidad y tanto agite, el niño que llevan dentro, y quizás penséis que es una estupidez pero es así. Han dejado de apreciar lo bello de las cosas más simples, como una flor, o una gota de lluvia. Ahora corren un poco agitado por un mundo del que poco aprenden, del que muchos temen y en el que muchos salen perdiendo más de lo que ganan (vale, quizás no sea tan exagerado como lo describo, pero hay que ser francos... realmente apesta).

Al volvernos adultos (o «maduros») dejamos toda inocencia aun lado. Dejamos en el cajón de recuerdos aquellos sueños que teníamos de pequeños. Y enterramos bajo el árbol del jardín aquellas promesas con la esperanz de algún día desenterrarlas, y en ellas con la esperanza de ser desenterradas y ser cumplidas... Y vemos cómo los años pasan y nuevas responsabilidades se suman a nuestro calendario, y los años pasan por encima de otros, y cuando te das cuenta, te estás sumando a nuevos riesgos, nuevas propuestas, a un nuevo mundo, y ya das por olvidada y enterrada aquella infancia, aquel niño que algún día fuiste.

Por eso os vuelvo a decir... tengo ganas de devolver el tiempo y ser niña otra vez. Dejar de lado la madurez, los problemas, el mundo que me vuelve loca. Dejar de lado este ser maduro y adulto en que me convierto.

Y es que me ha apetecido ser niña otra vez, para ver al mundo con ojos inocentes, con ojos que no entieneden. Quisiera sentir la ternura de los días, la suavidad de la brisa. Quisiera ver la lluvia, correr bajo ella. Quisiera volver a soñar que vuelo, que puedo, que siento... Quisiera ser niña otra vez, y jugar que soy pirata, astronauta, bailarina... En fin. Volver a soñar como niña. Volver a vivir esa vida de cuentos de hadas, con príncipes azules y finales felices.

Y pues, vuelvo a la realidad. No puedo retroceder el tiempo ni puedo obviar mis responsabilidades, ni los problemas, ni el mundo en general. Pero, aunque no pueda ser niña de nuevo en edad, sé algo que sí puedo hacer. Puedo vivir con esa alma de niña eterna, que quizás, ya tengoporque puedo mirar al mundo con una sonrisa. Puedo levantarme con esperanzas, con alegría. Puedo ver el cielo más azul y ver la inmesidad del mar. Deshojo girasoles. Canto bajo la lluvia. Lloro por tonterías y sueño despierta a diario. Vivo como niña, porque al fin y al cabo, el mundo de los pequeños es más alegre, más verdadero.

Hoy soy una niña otra vez, porque me he dado que para ser una pequeña la edad no cuenta, sino el ritmo con que late tu corazón. Hoy soy niña otra vez, porque me ha apetecido dejar mi mundo maduro atrás.

Hoy soy niña otra vez porque vi el mundo y canté...

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